JUEGOS PIROTÉCNICOS

Los compuestos básicos de los fuegos artificiales son carbón, azúfre y nitrato de potasio (salitre) mezclados en un fino polvo negro inventado en China en el siglo IX y al que conocemos popularmente como pólvora. Aunque es la opción mas tradicional, no es la única. La pólvora genera mucho humo, y el humo impide ver bien los fuegos artificiales si hay poco viento. Por ello, muchas compañías pirotécnicas también usan propelentes nitrocelulósicos como la nitrocelulosa o la nitroglicerina para crear la denominada pólvora sin humo.
La pólvora es un buen explosivo, pero no uno particularmente bonito, para que la deflagración sea visualmente atractiva, se combina con finas partículas de sales metálicas que emiten luz al arder. Cada sustancia es responsable de un color concreto:
Violeta: una mezcla de nitrato de estroncio (rojo) y cobre (azul)

Un cohete de fuegos artificiales normal consta de dos fases, la primera es una cápsula con forma de tubo con una carga de pólvora y una salida por la parte inferior que es la que impulsa el proyectil hacia arriba. A veces se utilizan diferentes propelentes para que el cohete emita un silbido al subir.
Cuando se quema por completo, la mecha interna llega a una segunda cámara comprimida que es la que explota, liberando las sales y generando el destello en el aire. Generalmente, esa segunda cámara tiene forma esférica, lo que da a los fuegos artificiales su característica forma globular. Si los componentes utilizados arden más despacio, van cayendo, convirtiendo la esfera de partículas en algo parecido a una enorme flor de fuego como un crisantemo.
La forma de la segunda fase y la disposición interna de las esferas de sales determinan la forma que generan al explotar. Por eso algunos fuegos artificiales forman figuras simples en el aire. La segunda fase cilíndrica genera un cono de partículas hacia arriba que se abren y caen formando una palmera. También puede explotar formando un anillo.
Algunos proyectiles tienen una segunda cámara con pequeños tubos llenos de esferas de sales. Al explotar, esos tubos actúan como pequeños morteros que envían las partículas incandescentes zumbando en todas direcciones como si fueran insectos de luz.
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